Amor Propio: de vuelta a mí, el viaje de amarme sin pedir permiso
De vuelta a mí: el viaje de amarme sin pedir permiso
Durante mucho tiempo creí que amar a los demás más que a mí misma era un acto de nobleza. Me enseñaron que cuidarme “demasiado” era egoísmo, que ponerme en primer lugar era arrogancia, y que dudar de lo que otros querían para mí era ingratitud. Y así pasé años: diciendo que sí cuando quería decir que no, callando cuando debía hablar, aplaudiendo lo que me hería, y adaptándome a moldes que no me quedaban… todo para no incomodar.
Hasta que un día, me quebré. No por un gran evento, sino por acumulación: de silencios, de ausencias propias, de límites no puestos, de versiones de mí que no me representaban.
Y en medio de ese quiebre, me di cuenta de algo: nadie va a venir a rescatarme. Si quería vivir una vida diferente, tenía que empezar por volver a mí. Volver a escucharme. A respetarme. A elegirme.
Ese viaje no fue inmediato. Fue incómodo, caótico a veces. Amarme sin pedir permiso implicó decepcionar a otros, romper expectativas, dejar atrás relaciones, cambiar rutinas. Pero también me regaló algo invaluable: paz. Claridad. Libertad. Empecé a poner límites sin culpa. A elegir lo que me hacía bien. A mirar al espejo y reconocerme. No perfecta, pero sí íntegra.
Hoy no amo desde la necesidad. Amo desde la plenitud. No me escondo para que me acepten. Me muestro, y quien resuene, que se quede.
Volver a mí ha sido el mayor acto de amor de mi vida. Y si tú estás en ese punto, si estás cansada de perderte para que otros te quieran… quiero decirte algo: tú también puedes regresar a ti. No necesitas permiso. Solo decisión.